Cuantas veces en nuestras vidas sentimos miedo, desde que somos chicos aparecen los miedos, primero a soltar esa mano que nos ayuda a caminar, después el miedo a esos seres que creamos con nuestra propia imaginación, cuando llegamos a la adolescencia el miedo a estar atados y el miedo a ser libres, el miedo a crecer y la necesidad de dejar de ser niños, así llegamos de a poco entre sufrimientos, alegrías, seguridades, miedos y rebeldía a ser adultos, con responsabilidades, mas necesidades, con cargas cada vez mas pesadas, y cada vez con mas miedos... el miedo al fracaso, el miedo al compromiso, el miedo a esas responsabilidades, el miedo a estar solos, el miedo de tomar las decisiones equivocadas, el miedo a nosotros mismos y a nuestros sentimientos. Nos damos cuenta que esos miedos nos entorpecen, que nos atan a situaciones que tal vez no sean las que deseamos, pero sin embargo no dejamos de sentirlos, y son tantos miedos que ya tememos a todo sin darnos cuenta, hasta llegamos a creer que somos personas extremadamente valientes y no nos dejamos vencer por nada, pero no, en el fondo el miedo esta, porque todas esas veces que no actuamos o que no decimos lo que tenemos guardado es simplemente eso, miedo...
Creo también que así como el miedo nos impide actuar, muchas veces nos hace actuar, nos hace enfrentarnos a otro miedo por el miedo mismo de la situación que pretendemos evitar, hace un tiempo se me presento el miedo a la distancia, el miedo a perder esa oportunidad que la vida me estaba poniendo enfrente, dude, sentí miedo, llore, pero tome la decisión de vencer el miedo a la soledad, vencí el miedo a dudar y a siempre esperar, a no jugarme por lo que deseaba... así que lo hice, me jugué, volé en soledad para vencer la distancia, deje de esperar y fui tras esa oportunidad que se me presento, vencí el miedo a eso que no conocía, y lo vencí por mi y a causa de otro miedo...
Es verdad que los miedos siempre están, y que cuando dejamos realmente de tener miedo es cuando llegamos a conocernos totalmente, a iluminarnos, a amar incondicionalmente, pero creo que en el camino para llegar tenemos que aprender a utilizar esos miedos profundos, confusos, y aveces hasta un poco dolorosos para lograr vencer a esos otros miedos...